16 Jul
16Jul

Las deidades médicas eran tres: 

Ix-chel, Citboltíun e Itzámma 

Se afirmaba que los dos primeros fueron una mujer y un varón que formaban una pareja que descubrió las virtudes de las plantas; fundaron la profesión de “Ah-men”, o médico, que quiere decir: “aquel que entiende”.

Ix-chel era diosa del embarazo y era esposa de Itzamma señor del cielo e hijo de Hunab creador del universo, era sacerdote y jerarca y se representaba con la cara de un viejo. Era también el inventor de la escritura.


En el mes llamado ochpaniztli se honraba a la diosa Teteoinan, madre de los dioses, llamada corazón de la tierra que también era diosa de la medicina y de las hierbas medicinales, la adoraban los médicos, los cirujanos, los sangradores y también las parteras y los que dan hierbas para abortar y también los adivinos que dicen la buena o mala ventura que han de tener los niños según su nacimiento. Tenían además un calendario mágico que terminaba cada 52 años. 


En el mes de tlacaxipehualitztli se ofrecían sacrificios al dios Xipetotec que se representaba revestido de piel humana la cual cambiaba cada cierto tiempo, en este particular es de señalarse que la serpiente por su cambio de piel se la relaciona con la perpetuación de la vida o el renacer. La fiesta de Itzamma como inventor y dios de la medicina correspondía al día ocho del mes “zip” y a la que acudían médicos y hechiceros. También eran objeto del culto: “Ah- puch”, dios de la muerte; “Ex -chel”, diosa de la preñez; Coatlicue o Tonantzin diosa de la fecundidad; “Ixtab”, dios del suicidio; eran los más importantes.


Concepto de enfermedad

Los mayas creían que las enfermedades bajaban del cielo como castigo de los dioses, por lo que en muchas ocasiones no les preocupaba el aislamiento, ni la profilaxis, las epidemias las llamaban “chich- kohaanil”, o santa enfermedad, y a veces veían con regocijo su presencia, pues creían que estas servían para seleccionar de acuerdo con el deseo de los dioses, a la población para beneficio de la propia gente, por lo tanto no abrigaban temor a la enfermedad ni a la muerte. Las ideas sobre la enfermedad guardaban estrecha relación con las concepciones morales y religiosas; el olvido de una ofrenda, la omisión de elevar plegarias a los muertos, podría ser la causa de algún padecimiento, se decía que el hombre cuya alma estaba en paz, podría disfrutar de buena salud.

Entre los conceptos relacionados con la enfermedad, los “malos vientos” tenían importancia fundamental, se considera que penetraban en las personas afectadas y se trataba el padecimiento implorándoles u obligándoles a salir. Los curanderos o médicos brujos se encargaban de estos menesteres, había ciertas plantas especiales para curar o prevenir las enfermedades causadas por los “malos vientos”. Se creía que algunas personas y animales tenían la capacidad de producir “mal de ojo”, este mal causaba la llamada “diarrea verde”, y se trataba aplicando la hierba llamada ruda. Cuando un hombre caía enfermo llamaba al sacerdote, al curandero o al hechicero, combinaban sus oraciones con ciertas ceremonias especiales, sangrías de las partes enfermas, y la administración de hierbas indígenas, la reputación del curandero dependía fundamentalmente del hecho que curara prontamente a sus pacientes.

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